En el tema de quitar los recuerdos personales del hogar, dependerá, del tipo de vivienda que se retrata, y la finalidad del reportaje fotográfico. Aquí hay debate, porque no es lo mismo la venta de una vivienda o alquiler, que un recuerdo familiar de esta, o un reportaje para una revista

A veces las pinturas, retratos u objetos personales, dan ese toque de distinción y diferenciación que no tienen otras casas, y no solo pinturas, hay detalles que hacen que esa casa sea única y diferente a las demás, y eso le aporta un valor añadido, incluso a la hora de venderla o alquilarla

Todo esto hay que valorarlo antes de hacer la sesión de fotos o comentarlo cuando has llegado a la vivienda. Siempre teniendo en cuenta también la privacidad de los propietarios

Actualmente hay una gran tendencia a la naturalidad en la fotografía de interiores, como dejar la cocina con la preparación de una comida. Todo bien colocado pero que parezca que la casa tiene vida. En cuanto a los cuadros con retratos familiares, dependerá mucho del espacio, cuanto más espacio la vivienda tiene, más licencias nos podemos permitir porque visualmente en las fotos, aporta valor a las mismas, pero insistimos todo dependerá de la finalidad de las fotos

Pero si, por lo contrario, lo único que vemos continuamente son fotos enormes de la familia en espacios muy limitados, que hacen que un cliente no se imagine en esa vivienda porque no la vea como suya. Ocurrirá que el comprador al final solo ve los recuerdos familiares que no le permiten enfocarse en los puntos fuertes de esa casa, pues entonces, se recomienda quitar esos recuerdos familiares

Como conclusión, diríamos, que, si los recuerdos personales o familiares de la casa aportan valor a la fotografía y al objetivo final, se recomiendan dejarlas, y si, por lo contrario, van a perjudicar a las fotografías, pues habría que quitarlas. No es una regla matemática, y tú, ¿Cómo lo ves?

Actualidad de Mi Casa En Foto, por @Iria Borrás